sábado, 12 de enero de 2008

Wadley, a la medida de Peñarol


Ahora sí. Peñarol, que ya venía paulatinamente en un proceso de repunte a partir del regreso de Osborne y de la recuperación física de Locatelli, parece que estará nomás en la pelea importante en varios frentes.
La gran actuación del conjunto de Sergio Hernández por la Liga de las Américas no sólo le permitió apoderarse inobjetablemente del grupo D y arribar al deseado enfrentamiento frente a Defensor Sporting de Montevideo.
Los beneficios fueron un poco más allá. Por el Polideportivo sobrevoló un poco de la magia de las grandes noches de Peñarol. Y la notable entrega del equipo le devolvió al hincha la confianza en sus jugadores.
Más allá del retorno de la mística, de la comunión renovada, una de las grandes noticias de esta incursión en la Liga de las Américas pasa por el ingreso al equipo del estadounidense Quincy Wadley al equipo.
Peñarol se robusteció mucho con el reemplazante del tecleante Cedric Moodie. Por lo que se vio en estas tres noches, Wadley (goleador del cuadrangular con 63 puntos, a razón de 21 por partido), le vino de perlas a Peñarol.
El equipo marplatense, durante gran parte del año, giró en torno a la producción ofensiva de Román González, muchas veces buscado hasta el cansancio. Ahora, el estadounidense le sumó a Sergio Hernández una amenaza en el perímetro del mismo calibre que la que supone el pivote de la Selección en la pintura.
Pero Wadley no es sólo un jugador de ataque. En este petit-torneo controló al rival que le asignaran con su defensa. Y parece entender el juego.
Lo mejor es que tiene todo para convertirse pronto en ídolo de los hinchas de Peñarol. Juega mucho, es "tribunero", tiene carácter, se prende en todos los roces y se reveló como un auténtico líder -algo que el equipo precisaba y mucho- en los momentos más calientes de los partidos. El decisivo duelo con Libertad de Sunchales, en un cierre complicado, podría decirse que lo ganó él con su gran ráfaga del final.
A tal punto, además, parece haberse metido en la causa que fue el primero en ir a saludar a José Guidolín, utilero del equipo durante 17 años, cuando los dirigentes le entregaron una plaqueta de reconocimiento en el entretiempo ante Universo.
Wadley insinuó, en tres partidos, ser un jugador hecho a la medida de Peñarol. Y ahora todos vuelven a soñar en grande.
Fuente:La Capital

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