miércoles, 14 de noviembre de 2007

La misma pasión, con nuevos ingredientes



Bajo distintas circunstancias a las del clásico anterior, Peñarol y Quilmes volverán a enfrentarse por la Liga Nacional de Básquetbol esta noche, a partir de las 22.10, por un encuentro pendiente de la décima fecha de la primera fase.
El último enfrentamiento entre ambos fue claramente favorable a Peñarol, que también se llevó los dos duelos de la Copa Argentina. Pero esta vez las condiciones previas al partido son algo diferentes.
Puede ser que Quilmes llegue al partido con la mochila a cuestas de una historia muy adversa en las últimas dos temporadas ante su rival de siempre. Pero también es cierto que Peñarol ahora también carga su cruz: sufrió varias derrotas inesperadas y está lejos todavía de conseguir un funcionamiento colectivo, al menos, regular.
Para colmo, esta noche, otra vez, no contará con Juan Manuel Locatelli, un jugador cuya importancia se dimensiona mucho más ahora que no está en el equipo.
La preocupación por el mal juego fue tal que el entrenador Sergio Hernández y los dirigentes resolvieron cortar por lo sano y despedir a los extranjeros Erick Rodríguez y Jasper Johnson, quienes no rindieron por debajo de lo esperado.
Ayer llegó y ya entrenó junto a sus compañeros el reemplazo del primero de ellos, el estadounidense Cedric Moodie, un ayuda base tirador con pasos recientes por la Universidad de Concepción de Chile y por los Guaros de Lara de Venezuela. De él se esperan más soluciones ofensivas de las que aportaba Rodríguez, pero también que esté a la altura de su antecesor en cuanto defensa y disciplina táctica.
El otro extranjero es un verdadero impacto. Tras todo lo que se dijo sobre su deficiente actuación en la serie final de la temporada anterior ante Boca, club al que iba a ir de no mediar un inconveniente judicial, Jason Osborne, el mejor extranjero del torneo anterior, se volverá a enfundar la casaca peñarolense. Siempre y cuando llegue en tiempo y forma a Ezeiza, donde se lo aguarda esta mañana para trasladarlo de inmediato hacia esta ciudad.
En condiciones normales, Osborne asegura la regularidad, interpretación de juego y sentido colectivo que brillaban por su ausencia en Jasper Johnson. Pero habría que ver cuál es su condición física. Nadie olvida que en la temporada pasada le costó cerca de un mes adquirir ritmo de competencia. La solidez del conjunto de entonces permitió esperarlo. Pero este Peñarol requiere respuestas inmediatas.
Por el lado quilmeño, todo es más tranquilo. El equipo ya clasificó al Súper 8 y viene con tres victorias consecutivas, la última ante Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia, clara como pocas.
El equipo ganó todos los partidos desde la llegada del estadounidense Antwon Hall, un rápido anotador que dio soluciones inmediatas. Aunque el liderazgo del equipo sigue pasando por Antonio Reynolds, el más talentoso dentro de un equipo de obreros. No siempre se le sacó el jugo en lo que va de temporada, pero fue muy bien explotado frente a los comodorenses.
Pero este rendimiento en ascenso y el boleto seguro al Súper 8 no son sinónimo de tranquilidad total. El elenco de Sánchez va a la cancha en la que su adversario histórico mejor se siente. Y la racha adversa, en los últimos partidos, se tradujo en más ímpetu del indicado. Quilmes jugó con muy poca cabeza en el último partido y le hizo el caldo gordo a su rival. Sólo si es capaz de mantener la tranquilidad y de pasarle la presión a los de Sergio Hernández le podrá dar una vuelta de tuerca a esta historia.

Formaciones

Peñarol: Sebastián Rodríguez, Cedric Moodie, Marcos Mata, Alejandro Diez y Román González. DT: Sergio Hernández.
Quilmes: Hernando Salles, Eduardo Villares, Antwon Hall, Antonio Reynolds y Ezequiel Dentis. DT: Oscar Sánchez.
Cancha: Estadio Polideportivo Islas Malvinas.
Arbitros: Pablo Estévez-Juan Fernández.
Hora: 22.10.

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