sábado, 9 de febrero de 2008

América a sus pies



En abril del 2004, Peñarol se salvaba del descenso en el anteúlitmo partido de la fase regular, en Sunchales, de visitante, ganándole a Libertad y dejando a su equipo en primera. Había estado toda la Liga entre los últimos tres. Económicamente estaba roto. Destruído. Menos de cuatro años después es campeón de América, esta de pie en lo económico, saneó un pasivo imposible de contar, y de visitante se da el privilegio de izar la bandera argentina en lo más alto del podio. La historia de Peñarol da para hacer una película.

Y este equipo que fue armado para conseguir logros, tiene un presupuesto abultado, jugadores de jerarquías, venía a los tiros, envuelto en llamas, y con el pedido de la gente de que se vaya el Oveja, Byron, Román, Scales. No quedaba nadie en pie. En medio de esta maroma los dirigentes tomaron la decisión de ingresar a la Liga de las Américas, seguir poniendo plata, participar, jugársela.

Hoy el destino quiere que la vida le de un guiño cómplice, un mimo, hoy es campeón de América y no importa más nada. Perdió el partido final ¿Acaso no lo jugó sabiendo que lo podía perder por doce?. Perdía y frenaba la pelota para que pasen los segundos. “El último cuarto no terminaba más, lo único que podía pensar era en el reloj”, confesó Juan Manuel Locatelli. “Si Miami no hubiese ganado, nosotros hubiésemos jugado diferente, hubo bolas que las frenamos cuando podíamos correr, pensando en el reloj” sostuvo el capitán Tato Rodríguez al respecto.

De todos modos todos reconocen que el partido fue un parto, desde antes de jugarlo. “A la tarde nadie durmió la siesta, todos con la panza dura, esto para el club es histórico, con los años nos vamos a dar cuenta de lo que significó estar acá, y no va a ser fácil que lo ganen, es muy duro y ser el primero no lo va a ser nadie” le dijo a Pick and roll un eufórico y emocionado Tato Rodríguez.

El juego de la final fue ante casi 5000 personas que literalmente reventaron el “Auditorio del estado” par apoyar a su equipo. En las últimas 10 horas en Mexicali hubo 40 temblores del rebote del sismo de ayer. Aquí dentro no se sintió nada, el piso y las paredes vibraban por la gente, el griterío y la pasión del mexicano alentando a los suyos.

Peñarol salió campeón de visitante, en una cancha difícil y jugando con un hándicap difícil de soslayar. Le faltó ser invicto en las finales. Todo no se puede, pero nada opaca al mejor equipo del continente que jugó un gran básquet y que tuvo el MVP del torneo Quincy Wadley.

Un primer tiempo de ilusión, de jerarquía, con Wadley marcando el camino ofensivo, con un banco de relevos dando mucho, e imponiendo con su defensa los ritmos del partido. Soles estaba apurado, muy ansioso, y con la cabeza más en discutir con los árbitros que laburar el partido para alcanzar la diferencia deseada. Se olvidó de pasarle la bola a Greg Lewis, (la bestia), Román y Llamas anulados entre si y Locatelli como perro de presa del muy buen alero Richard López.

En el segundo tiempo, Ivan Deniz, el técnico español que dirige a Soles, metió el cambio que dio vuelta el partido. Peñarol gozaba de diferencias de 7 puntos cuando Soles pasó a jugar con cuatro perimetrales y Lewis de pivote. Penny como ala pivote y tres petisos para correr la cancha. Peñarol siguió con dos internos determinados. Osborne-Román o Scales-Diez “Diez es otro petiso” le dijo Sergio Hernández entre sonrisas a Pick and Roll cuando le preguntó por esta variante.

Lo cierto es que el Oveja no dio el brazo a torcer y con un pivote y cuatro perimetrales Soles se vino y se vino. Descontó la diferencia, alcanzó a su rival y lo pasó. Llevaba seis de ventaja y erró cuatro libres consecutivos para llegar a 10 de distancia faltando 30 segundos y meter la incógnita del universo. Pero los erró. Peñarol se desdibujó en el final. Salvo Wadley el resto miraba el reloj. Román González metió dos dobles de oro y la historia se cerró a favor de soles pero solo por cinco arriba.

No había terminado el partido cuando los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes de Peñarol se confundían en un abrazo. Lágrimas y festejo. Peñarol es campeón de América. Una historia difícil de contar entre lágrimas, una historia que de pensarla parece absurda de la nada a la gloria en cuatro años. A lo Peñarol, de visitante, como su estirpe manda.

Síntesis
Peñarol (79): Sebastián Rodríguez 12, Quincy Wadley 28, Juan Manuel Locatelli 8, Jason Osborne 6, Román González 10 (FI); Alejandro Diez 7, Jervaughn Scales 0 y Lucas Picarelli 8. DT: Sergio Hernández.

Soles (84): Dejuan Wheat 20, James Penny 4, Richard López 15, Gregory Lewis 22 y Horacio Llamas 13 (FI), Hugo Carrillo 2, Marcos Chavez 3, Victor Esquer 5, Arturo Vazquez 0 y Raúl Berrelleza 0. DT: Ivan Deniz

Parciales: 18-25, 45-41, 68-68
Árbitros: Reynaldo Mercedez (Dom), Cristiano Maranho (bras) y Héctor Uslenghi (Uru)
Estadio Auditorio del estadio (4900 espectadores)

Foto: gentileza infoliga.com.ar

Desde Mexicali Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar

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