martes, 12 de febrero de 2008

Peñarol fue una fiesta en las calles de Mar del Plata



Mar del Plata tuvo su festejo propio y genuino por los 134 años de vida celebrados el domingo. Y Peñarol, uno de sus hijos pródigos, trajo a la costa su primer título internacional en básquetbol, con los primeros latidos de un nuevo aniversario de la ciudad.

Nada importó correr casi a la par del reloj luego de haber ganado la Liga de las Américas. El festejo en Mexicali fue muy breve para reencontrarse pronto con su gente. Ni siquiera la complicada agenda que tiene a la vista -jugará 4 partidos de la Liga Nacional en 8 días- pudo detener el festejo sin fin de los miles de simpatizantes milrrayitas, que desde horas muy tempranas esperaban en la ruta 2 la llegada de los Campeones de América.

El micro paró alrededor de las 9.30 a la altura del kilómetro 370. Hicieron el trasbordo a un colectivo de paseo y sin techo para iniciar los festejos. Treinta kilómetros antes de llegar a la rotonda de Constitución y Champagnat, ya se había desatado el carnaval.

La caravana duró casi cinco horas, hasta culminar en la Municipalidad de General Pueyrredón. La gente dejaba sus autos estacionados y acompañaba caminando a los jugadores que estaban en el micro. Hubo simpatizantes que recorrieron a pie más de cuarenta kilómetros para no perderse nada.

"Nadie nos va a quitar jamás que hayamos sido los primeros en ganar la Liga de las Américas", contó Tato Rodríguez desde el micro. Y Sergio Hernández, un técnico ganador, dijo: "Por más que a algunos no les guste, logramos este hecho histórico".

Domingo Robles, presidente del campeón, no podía ocultar su emoción y recordó los duros momentos vividos en el club no hace mucho tiempo. "Cuando conseguimos el objetivo, lo primero que hice fue recordar aquel encuentro frente a Libertad, en Sunchales, en 2004, cuando estuvimos muy cerca de descender -comentó-. Con el tiempo todos pudimos dar vuelta la historia".

Razones no le faltaron a los hinchas de Peñarol para que la fiesta continuara. Los cantos se repetían uno tras otro y al llegar a la Municipalidad, alrededor de las 13, las casi 10 mil almas que acompañaron al equipo no paraban de gritar y saludar a los jugadores que estaban en el balcón, mostrando la tan ansiada copa. Y el canto fue único: "Ay, ay, ay, ay, qué risa que me da / Ay, ay, ay, ay, qué risa que me da/ Me dicen cebollita / Soy campeón continental".
Fuente:Clarin

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